Tuesday, May 29, 2007

Cuarta bienal de artes visuales de Temuco, contexto urbano. por Ramiro Villarroel

Nota del editor. el siguiente link, www.temucovisualclub.blogspot.com posee un texto reciente, escrito por R. Villarroel, que guarda relaciones directas con esta entrada



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Debo decir que no me había interesado escribir sobre la cuarta bienal por diversidad de motivos, entre los que puedo contar la cercanía temporal; la irrelevancia de hacerlo para las artes visuales locales, por esa misma proximidad temporal recién citada; lo poco reposado de los escritos que envolverían a la producción de pensamiento sobre ésta (llámese posteos en el blog de la cuarta bienal), desde cualquier frente que se desarrollase; y la débil separación entre objetos a analizar y sujeto analista, entre otras cuestiones que se irán dando a saber creo entre líneas.

Ahora a una distancia temporal pertinente de dicha muestra; después de valorarla en su plenitud, creo yo; observando que mi escrito puede de alguna manera ser un eslabón en la comprensión de la pretendida obra de arte y el sujeto artista (y ya sin pensar si soy artista o no: ahora se que lo soy), hablo desde el ácido crítico en que nado después de mucho curtirme en los laberintos del lenguaje.

Este es un ensayo que no creo prevalezca, pero por medio de él accedo a mi redención por el dolor de no ser comprendido, la mayoría de las veces, por quienes no quieren hacer otra cosa que acercar a los unos y a los otros para danzar sobre el germen duro y apático en que nos fraguamos, hijos de la araucana tierra escéptica, inmóvil, aborto de un Chile inviable, como dicen algunos especuladores políticos de la academia transatlántica.

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Las bienales en Temuco han sido de marcado sello competitivo, siempre en el marco del aniversario de la ciudad. El comisario de la primera bienal fue el señor Ramón Castillo, los jurados, a su vez, fueron Milan Ívelic, Hernán Garfias, Carmen Waugh, Francisco Brugnoli y Justo Pastor Mellado; para la segunda bienal, se mantuvo el comisario, y los jurados fueron: Milan Ívelic, Luisa Ulibarri, José Balmes, Pedro Celedón y Francisco Smithe; para la tercera bienal, el comisario fue el señor Pedro Henríquez, administrador de la galería municipal y los jurados fueron: Milan Ívelic, Arturo Duclos, Edgard Shaw, Francisca Sutil y Paula Honorato. Y los ganadores todos de la ciudad de santiago o por lo menos con estudios en las universidades de Chile ubicadas en Santiago del mismo país.

Estos son datos, en todo caso, para dejar constancia de lo competitivo y de la seriedad que le otorgó la municipalidad, bajo la gestión de René Saffirio, al hecho de embellecer sus paredes, lo que me parece de agrado por la calidad de las obras, mas se observa el alineamiento con los centros de poder artístico y cultural predominantes en el país lo que ha insuflado energía visual a las dependencias municipales, porque “verás como quieren en Chile, al amigo cuando es forastero”, decían los huasos quincheros, grupo de más relevancia para los temucanos que el mismísimo CADA.

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La cuarta bienal de artes visuales de Temuco, nace, pienso yo, como una contestación irónica a las bienales antecedentes, lo cual me parece cuestión de buena cepa, siempre y cuando tengamos el poder de autocrítica, de la cual no gozan todos nuestros coterráneos, pero que Gonzalo Cueto se abanca para levantar este imaginario con las personas que él mismo destacó como artistas visuales, entre los cuales yo, en particular, no me encuentro, pero que acepté de todas formas por ser el único escritor del grupo con propuesta visual; no debemos olvidar mi contribución, junto a Carlos Mella y Claudia Cofré, al realizar “la Casa de Papel”. Ahora, esta forma de apertura a curatoriar sin la menor forma de escrito o investigación de rigor para acceder a un buen resultado, ha sido nefasta para la diminuta historia de las artes visuales locales contemporáneas que pudieron bien gestarse, por lo menos en los lineamientos, desde aquella oportunidad: la convocatoria fue azarosa desde todo punto de vista.

No quiero decir que exista escena artística y menos visuales en la ciudad de Temuco, pero de que existen personas que elaboran trabajo en lo contemporáneo aquí, en Temuco, eso es cierto, mas el problema va por entender que la investigación que se debe desarrollar para dar al público una muestra significativa y de alguna manera contribuir al imaginario colectivo, como se propuso en la convocatoria, no se realizó o se realizó a medias, muy a medias tintas. Dejamos ver que los artistas visuales están desprovistos, están sometidos a una tremenda imprevisión sobre los efectos de sus obras y las personas observantes de la disciplina no perdonan eso y los comprendo. Creo que estamos en etapa de formación y nuestro padre colectivo surca los cielos virtuales en su nave de negra lana que se enchufa al rostro.

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Los autores convocados, por otro lado, gozan por separado de prestigio y eso es innegable: es cosa de ver al mismo Gonzalo Cueto, quien formado en el rigor de la arquitectura en la universidad apoyada en las riberas del Bío Bío, supo bien conducir una carrera de artes en la Universidad Católica de Temuco, destacándose por sobre sus contemporáneos y dar muestras de pertinencia con múltiples exposiciones que han abordado al Chile insular y continental; a Carmen Gloria Vivanco, ganadora del concurso Arte Joven del Museo de bellas Artes de Santiago, versión 2005; a Jorge Olave, quien, ha expuesto en lugares como el Centro Cultural de España, junto a los mejores nombres de las artes visuales que en estos momentos están pegando en Chile; debemos también nombrar a Christian Collipal y a Eduardo Rapimán, quienes, después de mucho andar han logrado ser destacados artistas representantes del arte en la primera bienal de arte indígena, presentada en el Centro Cultural Estación Mapocho de Santiago; Julio Briones, que desarrolla su labor docente en amplios sectores de riesgo y desplazamiento de las redes de predominio cultural; Beruz Herrero, quien se ha propuesto como un artista de marcada tendencia performática, aún en su estado de germen académico. Todos representantes de los ideogramas generados en las cercanías de Temuco. Quisiera ser enfático: no se ha hablado de una escena local ni mucho menos –que me adelanto a decir no existe--; sino sólo quiero destacar que sí existen artistas que laboran en lo contemporáneo con un fundamento que acredite dicho argumento. Es interesante pensarlo y valorarlo. Ahora, me complica estar allí y acá. O aquí y allá, o “allá acá”, como diría nuestro querido Vicente Huidobro. Es difícil. Sobre todo porque no tendremos quienes nos imputen argumentadamente sus disparidades y acercamientos y me entrego al posteo anónimo con lo que digo para que sea publicable. Es mi riesgo.

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En teoría, debieran existir muchos momentos que se disputen una verdad que difiera a otras y que sean sólidas y nutran la tectónica de una camino por recorrer, que nos dé una perspectiva de nuestra visualidad; mas no la he visto asomarse por ningún lado y creo que es tiempo de iluminar derroteros por los cuales conducir nuestras ideas lo más ajustadas a lo que ha sido la tendencia a compartir mediante obras que, más allá de que sean consideradas “de arte”, puedan ser vestigios de un mundo por venir, o un mundo presente que oculto nos conforme desde lo no nombrado un sendero por el cual recorremos la vida, y el arte es la señalética de ese camino que desconocemos o no vemos por lo agobiado de nuestros itinerarios modernos. Si me entienden, la cuarta bienal ha cumplido ese objetivo, por más medroso que pueda resultar al momento de evaluarlo… para, sobre todo, los que ahí estuvimos exponiéndonos obra en mano.

No quiero decir que las cosas que exhibimos hayan dado una aclaración de la situación del arte moderno aquí, en la localidad: quiero decir que cualquier bien simbólico que se coloque en circulación, está dando luces sobre nuestra situación en el mundo: hemos proveído de materia para evaluarnos a nosotros mismos, como conjunto disperso de visualistas.

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Ahora son las personas observantes las que evalúan, claro, al amparo del anonimato y eso nos ha dejado en evidencia la poca y nula capacidad de entablar diálogo con artistas y personas interesadas en estas actividades. “Qué hay de nuevo” se preguntó en alguna oportunidad, mas puedo responder a eso con simples argumentos: donde está el espíritu inmiscuido, como en la religión, el arte o el amor, las razones sirven de muy poco pues estamos frente a una epifanía para los sentidos. Decir o preguntar sobre lo nuevo, cuando estamos frente a una obra de arte, es pedir una explicación fatua: ¡qué de nuevo va a tener algo de la misma especie que se inscribe como tal! El arte tiene un camino lento, que si fuera tan acelerado, no tendríamos tiempo para observarlo, y así y todo se nos vuelve imposible saber a ciencia cierta dónde estamos, por más lento que sea el desenvolvimiento de esta importante actividad humana. No hay nada nuevo en la medida que nosotros mismos lo observemos dentro de sí mismo, al tener activaciones que involucren las experiencias, conocimientos, ideas y emociones previas, mediante una obra de arte.

Coda

La cuestión que podemos sacar en limpio de todo esto, es que los conceptos han contribuido a la confusión para con respecto a lo que se hizo: me refiero a que tensar los conceptos y dejarlos en las ascuas sociales y de interpretación cultural, no es un buen camino: hay que ser preciso; otra cuestión es tomar a la cuarta bienal como lo que fue en realidad: una muestra colectiva de artes visuales: no como lo que se pretendió en un principio: un cuestionamiento del contexto ciudadano y una liberación de la galería como centro de visualidad: nada de eso se hizo, mas se pudieron ver interesantes propuestas que permanecieron dentro de los parámetros expositivos que era la idea romper de alguna manera. Nos arrojamos a la inestabilidad de los conceptos y hemos pagado nuestra cuota, mas eso es muestra de inexperiencia, pero también de que se corren los riesgos y se tiene necesidad de expresión. Este escrito entonces ha sido una antesala para considerar fundamentos y argumentadores de líneas curatoriales. Pronto más información.

Saturday, May 26, 2007

Cual es la Idea. por Pablo Ceballos.

¿Cuál es la idea? Me parece que la pregunta no apunta a responderse, sino que a generar sabias palabras como las de Vaccaro, mmm. Comencé a escribir estas ideas después que leí el texto de Vaccaro, y a raíz de resolver que, me parece, la IV BIENAL DE ARTE CIUDAD DE TEMUCO no buscó jamás ser una escena, ni inscribirse como tal, no escudriñar en alguna o siquiera transformarse en la exposición que Temuco estaba esperando o buscando desde quién sabe cuando. Creo que si alguien esperó tal cosa solo perdió el tiempo. No pienso que a partir de una exposición de artes visuales, una más en Temuco, se pudiera transformar Temuco en un torbellino de ideas, discursos y discusiones, que ojalá lo fuera, pero se tiende a mirar el ombligo propio sin construir antes de derribar la casucha de solo conversaciones. Se pudieron hacer visibles públicamente (básicamente por el ciber espacio) solo ideas y palabras sueltas, aunque algunas muy inteligentes (rv, gc, cpñ y jbm por mencionar algunos), y otras no tanto, solo levantaban tanto polvo cuando pasaban que todos pensamos: oooh, hay que subirse al carro de tal personaje!!! ¿Tan pobre somos que necesitamos de sus palabras para poder establecer diálogo con el “contexto” habitado? Está bien, algunas palabras de personajes fueron tibiamente provocadoras, sin embargo y francamente estaban más para la risa que para generar y “crear” diálogo medianamente serio y responsable a cerca de las artes visuales en Temuco. ¿Quién a continuado exponiendo o haciendo desde esa reunión visual? Siento que fue muy entretenida, apasionada y honesta. No sé si fue de buena calidad, quizás de mediana calidad, y al observar desde la distancia con el hecho mismo (y desde las cenizas, que también han sido generosas), veo que fue harto bueno lo que hizo Gonzalo Cueto, el curador de la muestra, ya que sin su invitación a formar parte de ese grupo de “amiguis” (chucha palabra con poesía, mmm), nada de esto estaría pasando, en la NADA (como define Cueto a Temuco, desde su posición) se dibujó un sonido que existía, solo que no se había elaborado una juntura desde otra posición, la que generó Cueto Vera. Pienso que lo construido es importante, en eso no comparto algunas ideas con Vaccaro, y que si bien es cierto sería mejor que la IV BIENAL DE ARTE CIUDAD DE TEMUCO fuera, quizás, como otras bienales, más pomposas y de una resonancia muuuuuuucho mayor, veo una ganas de disminuir a como de lugar los esfuerzos, ideas, viajes y hechos reunidos ¿cuál es la idea? Veo muchas ganas y peor, pasión por “ningunear” ( ), destruir y quemar hasta que no quede ninguna braza de la casa habitada ¿cuál es la idea? Si bien es cierto, la IV BIENAL… no ha cumplido todos sus objetivos propuestos por su curador (¿a cumplido alguno?), observo que ha sido un punto de inicio para algo, no se de qué, solo sé que de algo, y espero que sea positivo. Desde mi casa, como un ciudadano cualquiera, sigo haciendo (www.verencalbuco.blogspot.com), intentando crear y (re) construir ideas visuales que digan al menos dos palabras: ESTO ES.
Por eso creo que la expo, sus discusiones, etc., han hecho nacer estas líneas , las de este blog, y pensamientos que sin este mundo no hubiese existido. Creo que la NADA está más cerca de mostrarse a la luz.
Solo eso. Chao. Firma: DN

Friday, May 25, 2007

Las paradojas de un encuentro de amiguis.

La posibilidad reinscribir aunque sea de manera transitoria una especie de surgimiento de arte contemporáneo de la oscuridad de los bares hacia la realidad, se diluye cuando efectivamente se intenta una estructuración orgánica que desemboque en la consecución de su objetivo de mayor perogrullo: la exposición de arte. Es posible esa afirmación desde el simple dato empírico que posibilita su curación.
No es posible intentar dicho cauce, cuando ya se tiene la experiencia de otras construcciones que se aparecen en la narración textual que se quieran inscribir.
No se puede hablar de escena temucana, simplemente porque no existe un proyecto que ampare alguna discursividad política de acción, como toda acción que debe ser amparada por un discurso que aglutine un sub-sector de sujetos.
No se puede, porque su impulso nace de otros lugares, que apuntan más que nada a la consecución de una imagen que los - nos ampare bajo un halo de activismo, como si eso simplemente salvara.
Quizás no es tan importante que no se pueda hablar de la escena temucana. ” Como si realmente fuera importante hablar de la posibilidad de inscripción del grupo CADA, prefiero dormir.
Prefiero dormir, porque es un discurso que nace de la misma raíz de la flojera del ególatra, que se funda en el activismo para afirmarse y por ser parte de una narración, que sabemos siempre se disolverá en la tibia corriente de aire del devenir.
Sospechosamente IV Bienal de Temuco, nace en ese impulso, y más aún nace como una posible curatoría, que paradójicamente nunca logra establecerse.
Ya que la práctica ahí ejercida rayó en la urgencia de una mínima alternancia de puntos de vista, que se agotaron en un montaje no- pensado. Porqué pregunto, se le asigna IV Bienal a un proyecto que no lo es, por que sólo alcanza a situarse en el punto ciego que establece Gonzalo Cueto en su “estética del margen”, como especulando con la coordinación del grupo que falta, y que no llega nunca a situarse?
Ni siquiera se aprovecha la tremenda opción que MACIUNAS ofrece para establecer una discusión más pública sobre lo acontecido que , veamos sigue siendo de absoluto interés. El problema es que los actores de IV Bienal , se sintieron superados por un escritor hábil, que conoce la escena ( al menos la del chat) y que es una perfecta sabandija que escupe desde la oscuridad, en una época que tiende a desacreditar el activismo de pasamontaña.
Shao con el loco, mis camaradas debieron haberlo ajusticiado, y enrostrarle algunas cosas sobre la historia de las vanguardias, que era donde (eso sí) ingenuamente se situaba nuestro fluxeano francotirador.
La cuarta bienal se cayó sola, como los avioncillos que se descascaraban de una colegial propuesta. Y otros molidos que allí se posaron.
Escribió Vaccaro. Integrante expositor de la cuarta bienal de Temuco.